Edith Lomovasky- Goel
Edith Lomovasky-Goel condensa en versos breves y potentísimos la experiencia del desplazamiento, la memoria y la corporalidad, desnudando la epidermis y la endodermis de la historia como heridas que nunca cicatrizan, mientras su poesía ekfrástica dialoga con sus acuarelas de mujeres transgresoras para convertir el lenguaje en un acto de resistencia cultural, un puente entre lo personal y lo colectivo que rehúye dogmas y celebra la libertad insurgente de la palabra.
AGOSTO 2025POESÍA Y NARRATIVA AGOSTO 2025
Coordinación: Elizabeth Sicilia
8/26/20252 min read


Algo sobre mí
Soy poeta, ensayista,traductora y artista plástica, autora de 18 poemarios en español y dos en hebreo. Mi poesía ha sido ampliamente publicada, traducida y premiada. Nací en 1952 en la Argentina, viví en Israel y en Italia; me trasladé a Florianópolis, Brasil, donde resido. Master de Educación Lingüística en Sociedades Multiculturales, ex presidenta de la Asociación Israelí de Escritores en Castellano. Lancé varios proyectos literarios sobre el tema del desplazamiento y la poesía no hegemónica. Estoy profundamente inspirada y comprometida con los estudios culturales y los pueblos del mundo todo.
En mi escritura y en mi pintura reflejo ese lugar incómodo de quien no se alinea a dogmas y asume su libertad.
Mi presente proyecto es de poesía ekfrástica y parte de una galería de retratos en acuarela que pinté inspirada en las mujeres transgresoras que marcan mi trayecto en este mundo.
Distancia abismal
entre la aspiración
la expiración
y ese
hiato
que no es
aire en movimiento
ya
distancia abismal
entre una epidermis
tersa
arrugada
insomne
y la endodermis,
esa ajena
que preferimos no ver
salvo en las heridas.
Pero hay instantes
de desgarramiento
entre una pared
y una ventana
hay balas que desdibujan los marcos
de las puertas
Hay otra endodermis
que se nos desnuda
sin final
Busco las cicatrices
Porque la sangre que coagula en las paredes
nunca
será
una cicatriz
Nada cicatriza.
Todo se ahonda
y se cuela
en los bordes del cuchillo
buscando el nombre
el tejido celular que deja de insistir
y se rinde
hacia un más allá
Aquí, tiritando entre los días y las noches,
un estetoscopio helado
pronuncia metálico
otro abismo
otro cruce
ese camino sin regreso
que nos quita los velos
y
recorre
perplejo
la caminata leve de los muertos.
¿Cómo llegamos a administrar
las inquietudes
como
si fuera
un opioide que consumimos
gota
a
gota
hasta una serenidad
pero que nunca nos cura?
¿Cómo llegamos a informar
que estamos
completamente indefensos
y que cada uno
cuando llegue el atacante
se salve
como pueda?
Se me informó
que no soy responsable del que corra al refugio
ni del que, paralizado de terror, no se mueva.
No ser responsable de la salvación de otro
no exime de la carga en los hombros.
Del quiebre de una vértebra
Del repliegue de los músculos abdominales
por todo lo que el pecho ahoga.
¿Cómo llegamos a estos días desgarrados
en medio de un otoño
con un cínico sol
que estalla de alegría?
El cínico y cortante sol
del Medio Oriente
acuchilla
Habrá algodones
Nada
nunca
cicatriza.





